Malcom, JB, Willem y Jude son cuatro amigos que se
conocieron en la universidad. Su relación se mantiene a lo largo de los años, a
pesar de las inmensas diferencias entre los cuatro, de origen familiar, de
raza, de orientación sexual y de trabajo. La novela relata la vida de los
cuatro, sus puntos de vista, su evolución como personas y la propia amistad en
sí misma. Toma especial atención a la vida de Jude, posiblemente el más
inteligente y el más reservado de los cuatro. Todos creen que su vida no fue
fácil y está traumado por hechos de su infancia, pero él jamás les contará a
los otros sus problemas personales.
Autora: Tanya YANAGIHARA – Editorial: LUMEN. Barcelona, 2021– Páginas: 1008 – Género: Costumbrista – Público: Adultos
Sí, sí; revisa la ficha técnica
del libro. Mil ocho páginas. No es un error. Y no sobra ni una. Es un libro muy
bien hecho; pero no escrito para todo el mundo. No es fácil de leer, ni mucho
menos. Y además es, en mi opinión, muy falso.
Vamos a situarnos primero. Hanya
Yanagihara (Los Ángeles, 1975), de padre hawaiano y madre coreana, dejó la
publicidad para dedicarse a la escritura. En 2013 publicó La gente en los
árboles, una novela sobre un médico de los años 50 en una isla de la
Micronesia. Ya entonces se habló de un carácter perturbador en la escritura
como característica de la novelista. Pero cuando en 2015 se publica por primera
vez Tan poca vida, esa provocación de la autora se multiplicó por varios
dígitos.
Esta novela es tremenda, y
tremendista. Narra la historia de cuatro amigos, que se conocen en la
universidad y se hacen muy cercanos. Son Malcom, arquitecto hijo de papá; JB, un
artista gay y negro; Willem, actor, hijo de emigrantes suecos; y Jude, abogado.
Cada uno con sus estudios, su carrera, sus amores y su historia personal antes
de llegar a los dieciocho años, cuando se conocen. Pronto la historia se centra
en el abogado, Jude, un hombre enfermo y claramente atormentado.
Una vez pasados tres o cuatro
capítulos, es imposible dejar la novela. Es adictiva. Necesitas pasar una
página tras otra, porque las verdades van veladas, se muestran poco a poco, y
necesitas saber qué problema tiene Jude, qué es lo que le ha pasado. Sufres con
él, lloras con él… Vas conociendo la historia de una infancia tremenda, un niño
abandonado por sus padres a la puerta de un convento, alguien a quien nadie
quiso y que siempre fue usado y abusado… Espantoso, horrible. Hay que tener
estómago para tragar todo eso. Pero lo lees, lo lees por Jude, porque quieres
ver si en algún momento su vida mejora, si sus amigos (los otros tres, y los
que vas conociendo en la lectura de la novela, sobre todo el matrimonio de
Harold y Julia) consiguen recuperar al pobre abogado…
La autora consigue enganchar al
lector, es verdad. Pero yo he tenido siempre la sensación de estar siendo
engañado. La novela se presenta como “lo que hay que leer para saber qué dicen
y qué callan los hombres”. Y honestamente, no me siento identificado. Porque
los hombres no somos tan complicados como nos muestra la autora. Nuestros
pensamientos, nuestras decisiones y nuestra actuación, nuestras motivaciones,
son mucho más sencillas y directas, la verdad. A ver, es cierto que es
imposible entender una cabeza como la de Jude, porque en él hay un componente
de enfermedad, como resultado de todo lo que padeció. Pero los demás no pueden
ser tan complicados como la autora los pinta. Con lo fácil que es decir las
cosas, que es lo que los hombres solemos hacer cuando hay un problema.
Creo (es una opinión muy
personal) que este libro feminiza de algún modo al varón, al darle un
modo de razonar que es más propio de la naturaleza femenina. Ni mejor ni peor;
diferente. No sé si es por eso por lo que al final, de los cuatro, tres
resultan tener parejas homosexuales. A mí al menos me pareció lo lógico.
De la misma manera que el uso del
sexo como solución, o como fin de todos los problemas, única preocupación de
los hombres… La frecuencia de los pensamientos y las relaciones sexuales, como
solución o como medio para llegar a los problemas, en aquí un tanto
estomagante. Vale que los hombres tenemos pensamos más en el sexo que las
mujeres; pero no tanto, señora, no tanto…
Por eso, ¿la novela explica cómo
piensan los hombres? Como hombre digo que no, en absoluto. Por eso tampoco
estoy de acuerdo con el final de la novela, que no pienso desvelar. Qué pena
que una novela tan bien escrita tenga un contenido tan difícil. Podría hacer
tanto bien…
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