En un segundo, incluso en menos de un segundo –
0,73 segundos, el lapso de un latido medio en reposo – puede cambiar la vida y
el universo. Ashley es un adolescente de diecisiete años, en una pequeña ciudad
de Estados Unidos. Juega al fútbol con el instituto. Después de un golpe
bastante fuerte en la cabeza, empieza a notar algunos cambios a su alrededor:
para empezar, las señales de STOP tienen el fondo... azul. Algunas otras cosas
también han cambiado de color. Otro golpe similar, una semana después, trae
consigo más cambios, que resultan ser saltos entre mundos paralelos.
Autor: Neil SHUSTERMAN – Editorial: NOCTURNA. Madrid, 2022– Páginas: 400 – Género: Distopía – Público: Jóvenes
Adoro a Neil Shusterman. Durante
una época de mi vida me gustaban mucho las novelas de distopías en las que los
protagonistas eran jóvenes o adolescentes. Fue entonces cuando leí algunas que
fueron trasladadas después a la gran pantalla, con mayor fortuna – como el caso
de los Juegos del Hambre – o menos éxito – Soy el número 4, Mentes
poderosas… –. De este autor, que también es guionista, no conozco ninguna
adaptación al cine, aunque Netflix está en la actualidad adaptando la novela
que reseño a continuación. Que no es la mejor del autor – para mí, ese título
aún lo ostenta la tetralogía Desconexión – pero es bastante
bueno.
Año actual, 2022. Pequeña ciudad
de Estados Unidos. Ashley, o Ash, es un adolescente tipo medio en Estados
Unidos. Estudiante normalito, se lleva a matar con su hermano pequeño, tiene un
mejor amigo que es negro, mediano éxito con las chicas… Es linebacker, o
defensa, del equipo de fútbol (americano) de su instituto. Un día, haciendo un
placaje, recibe un fuerte golpe en la cabeza. Se recupera enseguida. Al acabar
el partido monta en su coche, pero casi se estrella, porque no ve una señal de
STOP y se la salta. Pero el caso es que no la ve, porque la señal era… azul, y
no roja. Y todos le dicen que efectivamente, siempre habían sido de ese color.
No es que no distinga los colores, sí los sigue distinguiendo; es que las
señales son azules. Pasa una semana. En el siguiente partido, recibe un golpe
similar. Pero esta vez los cambios son más palpables…
Neal Shusterman es un experto en
crear realidades paralelas, y en colocar a sus personajes en posiciones
imposibles. Sigue usando protagonistas adolescentes, con los que se maneja
como pez en el agua. Y esta vez se ayuda de toda la imaginería creciente en la
ciencia ficción actual en torno al metaverso y las teorías de los
universos paralelos, para enfrentar al joven actual con realidades parecidas a
las actuales, pero distópicas: ¿qué habría pasado, si la sociedad hubiera
evolucionado en un sentido o en otro?
Quizás el universo más tratado en
el libro es el de un Estados Unidos racista, también a nivel institucional.
Nada ha cambiado desde los años 50, y los negros y latinos tienen institutos
propios y no acceden a los estudios universitarios ni a la enseñanza de
calidad. Eso da lugar a buenas reflexiones del protagonista acompañando a las
del autor del libro; Ash tiene un mejor amigo negro, Leo (e incluso se
enrolló tiempo atrás con la hermana pequeña de éste, Ángela), y lucha por
cambiar esa realidad en el mundo racista en el que se ve involucrado. Ash es un
joven con virtudes, con convicciones. En ese aspecto es interesante. Pero creo
que esa parte nos interesa menos en nuestro país, ya que aquí no somos
racistas, como sí lo son los anglosajones.
Pero el autor paga también su cuota
de modernidad, cuando en un mundo paralelo el muchacho se despierta siendo gay.
Aquí, igual, se condena la homofobia, que no se permita a cada uno la libertad
sexual que quiera… Ahora no es el momento, ni éste el foro adecuado, para que
exponga mi opinión sobre el tema; pero el autor pone la venda antes de la
herida, exponiendo como homofobia que haya personas, incluso padres, que no
aprueben esas conductas – eso no es homofobia; uno puede no estar de acuerdo
con algo, sin que eso suponga odio a las personas que lo practican – porque no
les parecen correctas. Pensar es libre. Otra cosa es que por ese motivo les den
una paliza; eso nunca, ni por ese motivo ni por otro.
Me ha alegrado ver una nueva
novela de Neal Shusterman; y me ha entristecido ver que se adapta a esta nueva
realidad que nos quieren vender. Pero me sigue compensando leerle. De
momento.
Comentarios
Publicar un comentario