El protagonista y relator en primera persona de
esta novela es un hombre de mediana edad, con una vida anodina. Trabaja en algo
que no le gusta, no le ha ido bien en el terreno amoroso y tiene un solo amigo que
pueda calificarse como tal, el atractivo millonario portugués Luiz, al que
admira y ama con locura. Por desgracia, le llega una información desasosegante:
su amigo se ha retirado a un lugar en Suiza donde residen las personas que
quieren que se les practique la eutanasia por voluntad propia. Decide viajar a
su encuentro, y poner todos los medios para evitar esa decisión absurda de su
amigo. Mientras tanto recuerda cómo conoció a Luiz, cómo se desarrolló su
amistad, y las aventuras que pasaron juntos.
Autor: Ray LORIGA – Editorial:
ALFAGUARA. Madrid, 2023 –
Páginas: 248 – Género: Costumbrista – Público: General
Nunca había leído a Ray Loriga
(Madrid, 1967), aunque lógicamente sí había oído hablar de él. Sobre todo por
tratarse de un artista todoterreno, uno de esos hombres que en los años 90 supo
hacer cine, convertirse en guionista, estar en medio de la movida musical
(estuvo casado con la cantante Christina Rosenvinge) y, cómo no, escribir
novelas. Su estilo se identifica con lo que se ha dado en llamar la Generación
X de la literatura y el realismo sucio español, aunque son etiquetas que al
autor no le gustan. Me enfrentaba a esta novela, por tanto, con cierta
expectación, y reconozco que no me defraudó. Bueno, no mucho.
La presentación del personaje
principal y narrador del libro (sólo aparece su nombre de pila una vez en la
novela, y es lo suficientemente raro como para que se te olvide en la página
siguiente) es relativamente cómica, y te muestra en pocas pinceladas el retrato
de un donnadie con dinero: un pequeño editor de novelas antiguas – lo
suficiente como para no tener que pagar derechos a autores ni herederos –,
negocio que monta con un dinero heredado, a quien no le gusta su trabajo ni
trabajar en general. Te haces a la idea que es un cuarentón anodino, que por
obra del destino se ha hecho muy amigo de un tipo muy atractivo, el millonario
portugués Luiz. Pero una más que amiga común le informa que Luiz ha decidido
ingresar en una residencia suiza, donde pasan sus últimos días personas que van
a pedir el suicido asistido. Aterrado ante esa posibilidad, el protagonista
acude a visitar a su amigo, y empieza a echar mano de todo lo que puede para
evitar perderlo.
La narración de la novela es
cómoda, fácil de leer, aunque parece estar hablada más que escrita, es decir,
como si fuera un monólogo puesto en papel. Las diferentes ocurrencias que le
pasan por la cabeza al protagonista, puestas una detrás de otra, negro sobre
blanco, a ver si alguna de ellas le ayuda a sacar a su amigo adelante. A evitar
ese suicidio. Así, sale a la luz el principio de su amistad, cómo estuvo a
punto de arruinarse por una disputa sobre una mujer, la admiración del
protagonista por el guapo y resolutivo portugués… Al mismo tiempo que se
manifiesta la incoherencia, la lasitud, la falta de ideales de ambos, que es en
definitiva lo que conduce a la decisión de Luiz.
Se presenta la novela como un
homenaje a la amistad. Y puede que lo sea, no lo voy a negar. Pero no es una
amistad virtuosa. Las razones que mueven a los personajes de la novela no son
positivas. Da la impresión de que al protagonista no le mueve el amor a su
amigo, sino más bien una obsesión por él que raya en lo enfermizo. Y lo mismo
pasa con la relación recíproca: ¿es amor de verdad? Desde luego, si el autor
considera que la amistad es lo que cuenta en el libro, ¡qué pena! Porque en el
fondo define que la amistad no es más que la conjunción de dos egoísmos: doy
para que me des. Qué concepto más bajo del amor, al que finalmente Alma, la
figura femenina de la novela, golpea en seco para que los protagonistas se den
cuenta. Con todo, es una buena novela española, de la que se pueden sacar cosas
buenas si uno tiene cierta altura de miras.
Comentarios
Publicar un comentario