Jean Roscoff, recién jubilado de su puesto de profesor titular en una universidad de París, no sabe qué hacer de su vida, por demás muy destartalada, debido a su reciente divorcio y a sus graves problemas con el alcohol. Intentando darle un sentido, decide retomar un antiguo proyecto y estudiar la obra de Robert Willow, un músico de jazz americano que a mediados de los años 50 se afincó en Francia. Lo último que publicó fueron tres libros de poesía, que a Jean le llamaron la atención en su momento. Ahora decide escribir un estudio completo sobre el poeta. Se publica en una pequeña editorial parisina, pero pronto toda la cultura moderna estalla contra el autor, porque en ningún momento comenta un hecho esencial del poeta: es de raza negra.
Autor: Abel QUENTIN – Editorial: Libros del Asteroide. Madrid, 2023 – Páginas: 376 – Género: Costumbrista – Público: General
Honestamente, me siento a
escribir esta reseña sin saber qué decir de un libro tan distinto, tan extraño…
Una comedia muy ácida, con la que a veces te ríes y otras te deja mal sabor de
boca. Lo comenté con el amigo que la recomendó, a quien le gustó mucho, pero
también ve que a mí me pudo a veces molestar. El caso es que es veraz lo que
cuenta, es decir, que puede pasar en la actualidad ahora, por ridículo que
parezca. El abogado francés Abel Quentin (Lyon, 1985), ha ganado
varios premios con esta novela, que es la segunda que publica.
El protagonista de la historia es Jean Roscoff, un hombre de sesenta y cinco años, recién jubilado, y cuya vida cae por el precipicio: aún no ha superado su divorcio, tiene una hija lesbiana con la que no se entiende, sólo tiene un amigo, Marc, y tiene un grave problema con el alcohol. Mientras medita sobre lo miserable que es, a pesar de haber sido un joven de izquierdas comprometido con la causa social, decide ponerse a trabajar en algún proyecto que le ilusione. Y recuerda unos libros de poesía que hace años cayeron en sus manos y que le cautivaron, obra de un americano, músico de jazz, que se había asentado en París. Decide escribir un ensayo sobre este poeta. Con mucha ilusión se pone a la tarea. Una pequeña editorial de la capital francesa se interesa en el manuscrito, y se publica. En una de las primeras sesiones de presentación, un joven bloguero se levanta para criticar a Roscoff, porque en el libro ha omitido por completo un hecho capital: no ha dicho que el poeta es negro. Y le acusa de racista.
El hecho de que Willow (así se
llamaba) era negro, no significaba nada para su obra ni para el análisis que ha
hecho. Pero las redes sociales, la cultura moderna llamada woke, salta
sobre él para censurar esa omisión, que consideran como un aprovechamiento
cultural del blanco, una vez más. Roscoff no entiende nada. ¿Él, que se había
manifestado con SOS Racismo en su época universitaria, y corrido delante
de los policías. Pero toda la jauría mediática, excepto la procedente de la
extrema derecha (él, que es de izquierdas de toda la vida), se arroja sobre él
por conceptos que ni entiende, ni considera que entiendan los demás…
La novela es muy enrevesada, como
son los planteamientos del propio protagonista, una persona por lo demás
despreciable: sólo piensa en sí mismo, es incapaz de mirar a una mujer sin afán
de llevársela a la cama (fue mujeriego en su juventud, ahora es sobre todo
viejo y calvo), no tiene amigos, su matrimonio se rompió por pura dejadez suya…
Es curioso cómo los nuevos planteamientos de la supuesta cultura actual, la
corrección política, el exceso de proteccionismo de los más desamparados y
demás, puede llevar a situaciones tan, digamos, frustrantes o desagradables
como las que relata la novela. En ese sentido, la novela es verdaderamente un
hallazgo, porque, por desgracia, todo lo que cuenta resulta hasta demasiado
real. Espero que nunca me pille la policía del buenismo, porque entonces voy
dado.
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