Extremadura, 1917. Se
declara un incendio que arruina completamente la Hacienda Monterroso. Detienen
en la estación de Zafra al capataz de la finca, Jacinto Padilla, con una bolsa
llena de dinero y joyas. Él confiesa la autoría del incendio, pero informa que
siempre había seguido las instrucciones de la propietaria, la enigmática mujer
conocida por toda la comarca como la Viuda, sospechosa de haber asesinado a los
dos maridos que enterró, y de hacer su fortuna enredando a los hombres con
su generoso cuerpo y sus artes amatorias. Desde Almendralejo acude el teniente
Martín Gallardo, de la Guardia Civil, con su segundo habitual, el sargento
Pacheco, a tratar de resolver el caso, que pronto se complicará, y de forma
sangrienta, porque son muchos los que quieren vengarse de Jacinto Padilla, o a
través de él localizar a la Viuda y hacerle pagar sus crímenes.
Autor: César PÉREZ GELLIDA – Editorial: DESTINO. Barcelona,
2024 –
Páginas: 504 – Género: Thriller – Público: Adultos
Había leído ya un libro de César
Pérez Gellida (Valladolid, 1974) hace algunos años, y sinceramente no disfruté
con la novela; demasiado negra, demasiado sangrienta, y un poco desagradable.
Me gusta la novela negra, ya lo he dicho muchas veces, pero lo sórdido me
parece innecesario. Como conozco Valladolid bastante bien, y el crimen ocurre
en uno de sus museos (el mejor del mundo en su especialidad, y uno de los más desconocidos,
el Museo de Escultura Policromada, que me apasiona cada vez que voy), lo pasé
bien leyéndola. Pero la adicción al sexo de una de sus protagonistas me molestó
bastante.
Por cierto, que este autor ha alcanzado recientemente alguna celebridad, ya que Memento Mori, una de las series más exitosas en castellano de 2023, que además ha sido renovada para una segunda temporada, se basa en uno de sus libros. Cuando leí que el autor había ganado el premio Nadal 2024 con su última novela, me animé a ver si era más digerible. Pero, lamentablemente, no.
La novela se traslada en esta
ocasión de lugar físico y ámbito temporal. Pérez Gellida suele ambientar sus
novelas en la Valladolid actual, pero en esta ocasión los hechos transcurren en
una zona olvidada de Extremadura, en un periodo ciertamente negro de nuestra
historia, como la de todo el mundo, en plena Primera Guerra Mundial, con un
país en el que hay grandes diferencias sociales que acabarían más adelante en revoluciones
y guerras. Una zona deprimida en unas fechas deprimentes, que oscurecen
profundamente el ambiente donde desarrolla la acción. Allí, en un pequeño
pueblo, vive una enigmática mujer conocida como la Viuda, cuyo patrimonio ha
ido creciendo, debido, según las murmuraciones del pueblo, a sus artes
amatorias y a haberse desprendido de dos maridos ricos, a los que nunca quiso.
Durante una noche el fuego devora la hacienda, en cuyo interior se encuentra el
cadáver de la viuda, muy deteriorado, pero indudablemente asesinada. Detienen
al capataz y – se dice – amante de la mujer con dinero y joyas en la estación
de tren más cercana. Pero hay más historia detrás. La Guardia Civil, en la
persona del traumado sargento Martín Gallardo, tendrá que averiguar qué ha
pasado, al tiempo que deben mantener con vida al capataz, a quien bastantes
personas quieren matar antes de que testifique.
Pérez Gellida entrega lo que
mejor se le da, una novela negra, negrísima, que basa - como él mismo informa
al final - en un hecho real sucedido en los Estados Unidos. Aunque él lo
traslada a la Extremadura de comienzos de siglo, prototipo de la España Negra.
El resultado es una novela amarga y durísima, cargada de crímenes y violencia,
desesperanzada. El ritmo de la historia es vertiginoso, y la narración
adictiva. No obstante, en algunos momentos está escrita con clamorosos errores
gramaticales (especialmente con el uso del pretérito perfecto en vez del
indefinido; quizás es un recurso literario, pero no lo parece, por lo que
pierde su sentido); e incluso en una ocasión escribe un tiempo del verbo haber
sin la correspondiente "h", lo que es impropio de una novela
premiada. Me parece, más bien, que la editorial ha querido aprovecharse de la
fama sobrevenida del autor, por el éxito de la adaptación para serie de
televisión de una de sus novelas.
Y el uso de las artes amatorias
de la sensual viuda Monterroso está ampliamente acreditado en multitud de
escenas sexuales, en general breves, sin que haya hombre que no sucumba a la
lujuria en su presencia. Llega a resultar molesto, también por el modo en que
describe a los varones en general. Son también excesivas y descarnadas las
escenas de violencia, y la sangre casi desborda las mismas páginas.
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