Seymour Baumgartner es
un académico de Princeton, profesor universitario, tierno y cariñoso, que está
entrando en la ancianidad. Hace diez años que es viudo, tras fallecer su
adorada esposa Anna en un accidente en el mar. Ahora, con setenta y dos años,
continúa tratando de vivir en ausencia de su mujer, con la que habla a menudo y
con la que también sueña. Acontecimientos recientes le llevan a repasar, de la
mano de algunos escritos propios y otros que encuentra en el despacho de su
esposa (que se mantiene intacto, tal cual lo dejó ella), lo que fue su vida en
común, cómo se conocieron, cómo llegaron a ser quienes fueron, y en general los
diversos episodios que se sucedieron durante su matrimonio.
Autor: Paul AUSTER – Editorial: SEIX BARRAL. Barcelona, 2024 – Páginas: 264 – Género: Realista, romántica – Público: Adultos
El americano Paul Auster (Nueva
Jersey, 1947), Premio Princesa de Asturias de las Letras de 2006, publica la
que, si Dios no lo remedia, será casi con toda seguridad su último libro. En
efecto, el autor ha informado que sufre una grave enfermedad, y que se retira
de la vida pública y de la actividad literaria.
Y como despedida nos ofrece esta
novela, cuyo título es el apellido de su protagonista. Seymour (Sy) Baumgartner es un
profesor universitario de filosofía, ya jubilado, que vive solo en su casa de
Princeton desde toda la vida. Como todo gran hombre, ha tenido tras
de él una gran mujer, su esposa Anna, hasta la
muerte de su amadísima en un triste accidente en el mar. Ahora, Baumgartner
lleva como puede su soledad, con la ayuda de su hermana, de una buena amiga, y
de los recuerdos que conserva de su mujer, guardados desde su muerte en el
despacho que ella ocupaba. Precisamente el repaso de ese material proporciona
elementos para que Sy rememore algunos elementos de su pasado.
Sí, el libro es una interesante,
hermosa y distinta historia de amor de dos universitarios. Anna, la esposa entregada,
trabajadora y amante de su esposo, con quien alcanza una complicidad abruptamente
rota cuando ella aún no había alcanzado los sesenta años. La historia de amor y
pérdida es de gran calidad y llega al corazón del lector, sin que resulte
triste, porque la naturalidad y el sentido común de Baumgartner permite
transitar por esas vidas hasta con una sonrisa. La evocación de su pasado en
común emociona, aunque a veces es algo zafio al exponer detalles (pocos) de la
vida sexual de la pareja.
Y sobre todo, esta novela nos
ofrece un personaje antológico, el anciano y mermado Baumgartner, con un
corazón de oro y profundamente enamorado de su esposa. Al pobre Seymour le
rompen el corazón a veces, pero remonta siempre decidido, y hace amigos
inverosímiles (la persona que acude a su vivienda a comprobar el registro de la
luz, por ejemplo). Los críticos dicen que es un remedo del propio autor; si es
así, se trata a sí mismo con tanto cariño como deferencia. Quizá con esto me
estoy adelantando demasiado, pero creo que estamos ante uno de esos personajes
que pueden pasar a la historia de la literatura, y poner como ejemplo a las
generaciones venideras.
Una novela estupenda, a la que le
falta sentido de trascendencia y le sobra a veces grosería al hablar de las
relaciones de pareja. Pero son pocas ocasiones aisladas.
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