El protagonista de la novela es Milan, un joven
alemán que padece alexia, esto es, es incapaz de leer, hecho que oculta
porque le resulta humillante. Desde la cárcel le narra a unos matones
el complicado asunto que le llevó a estar entre rejas, y que comenzó cuando vio
a una niña llorando dentro de un coche, mientras le mostraba un mensaje que
lógicamente no pudo leer, pero que le hizo seguir al vehículo... Les ve bajarse
del coche como una familia normal, por lo que deja el asunto de lado. Pero
finalmente la historia se le complica de la peor manera…
Autor: Sebastian FITZEK – Editorial: EDICIONES B. Barcelona, 2021 – Páginas: 400 – Género: Thriller, Novela negra – Público: General
Había escuchado hablar de este joven escritor, Sebastian Fitzekán (Berlín, 1971), uno de los
grandes talentos de la literatura europea contemporánea. Escritor y periodista,
se ha especializado en thrillers psicológicos y novela negra en general.
Algunos de sus mejores libros están publicados en castellano. Éste que acabo de leer es el último
traducido, publicado en 2019 en alemán.
Con la novela negra tengo una
extraña relación de amor y odio. Reconozco que me gusta mucho, me estimula, me
ayuda a pensar y me llena de adrenalina. Pero también, en ocasiones, me cuesta
trabajo digerirla, quizá porque tengo, no lo sé, más sensibilidad de la que
alguna vez pensé que tendría... Como si alguna vez deseara, si eso fuera
posible, que la novela negra fuera en algunas ocasiones solamente gris oscura,
o algo similar. Y me ha vuelto a pasar con ésta. Quizá porque el comienzo es
ya como para dejarlo: una violación que sufre el protagonista, con
bastante lujo de detalles, en la cárcel. Honestamente, casi dejo la novela ahí.
Una vez superada esa dificultad, que además – hay que decirlo – no añade nada
al libro, más que un comienzo atípico, la novela es muy interesante. Violenta,
aunque menos, pero interesante.
Es curiosa la enfermedad – poco
común – que el autor hace sufrir al protagonista, Milan. Padece de alexia, que
para mí hasta la fecha no era más que un nombre de chica. Y no, es algo más. Es
un trastorno neurológico que, en el caso de Milan, le impide completamente
leer. No es capaz de retener las grafías de las letras ni su significado, como
tampoco de retener su significado o su sonido. Por eso cualquier cartel es para
él ilegible… aunque no para los que leemos la novela. Que vemos a Milan meterse
en un problema detrás de otro, con cierta angustia, porque sí podemos leer los
mensajes; con grafías del alfabeto griego, pero se entiende.
La historia tarda un poco en
coger forma, pero se convierte pronto en un misterio que no puedes dejar. Se ve
que el autor tiene oficio (más de treinta novelas, siempre thrillers), y arrastra al lector a su ritmo. Como digo, a veces es muy
violenta; hay que tener un poco de estómago para aguantar en algunos momentos.
Pero es una muy buena novela.
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