En un complejo de apartamentos para ancianos, cinco personas se reúnen todos los jueves para analizar un crimen que se haya cometido recientemente y esté sin resolver. Un entretenimiento casual que se vuelve importante cuando fallece el recientemente despedido encargado de mantenimiento de la urbanización. Entre los miembros del club hay una enfermera, un inteligente psiquiatra, un antiguo sindicalista ya jubilado con un hijo boxeador retirado, una mujer que parece haber sido miembro del MI5 o una organización parecida … y una antigua inspectora de policía que parece estar en estado vegetal.
Autor: Richard OSMAN – Editorial: ESPASA. Barcelona, 2021– Páginas: 464 – Género: Policíaco – Público: General
Bueno, qué novela más entrañable,
más divertida, más rápida, más irónica… Qué estupendo hallazgo el que acabo de
realizar. Ya me he conseguido la segunda parte, El jueves siguiente,
porque quiero saber qué ha sido de ese grupo de adorables abuelos, no tan
ingenuos como parece al principio.
Empecemos por el principio.
Richard Osman (Billericay, Reino Unido, 1970) es un cómico todoterreno:
productor, presentador, actor y ahora también novelista. Y tiene pinta de que
va a seguir siéndolo: ya se ha publicado la continuación, El jueves
siguiente (aún no lo he leído, calma). No sé; yo creo que si cualquiera de
nosotros imaginásemos a Andreu Buenafuente, o a los de Martes y Trece, escribiendo
una novela… sí, nos reiríamos, pero no pensaríamos que harían un producto de
calidad. Y éste lo es.
En la historia hay varios
narradores. Creo que se lleva la palma la adorable Joyce, enfermera, que narra
una especie de diario con lo que están averiguando. Un diario en el que anota
cosas diferentes, como recordatorios de que tiene que hacer un pastel, o ideas
peregrinas que pasan por su cabeza y apunta. Llama la atención profundamente
Elizabeth, posiblemente – nunca lo define – una espía jubilada, aún con
conexiones con investigadores profundos (es un poco la trampa de la novela, velada,
no llama la atención: a veces resuelve circunstancias difíciles apelando a
“amigos” de Elizabeth que le consiguen favores). El viejo y desencantado
sindicalista es todo un personaje. Y mención aparte merecen la pareja de
policías, hombre veterano y chica joven con deseos de crecer.
La novela puede ser la primera
publicada del autor, pero detrás hay oficio. Desconozco si hubo alguna mano más
que le ayudara, pero me parece que ha conseguido un producto muy bueno. No es
una novela cómica, no arranca la carcajada. Pero creo que sí la lees con una
sonrisa. Es muy tierna con los ancianos, a los que trata con gran cariño.
Además, creo que todos los que hemos convivido con ellos podremos reconocer
algunos de sus despistes, su desinhibición, su forma de hacer las cosas… Sólo
reconozco algo que no me gustó, que es la referencia a la eutanasia, muy
liviana, pero para mí desagradable: siempre hay algo mejor que matar al ser
querido.
La novela va avanzando, con
suavidad al principio, hasta que la historia empieza a realizar giros
tortuosos. Al que creías culpable, de pronto… ¿no lo es? ¿O sí? En ese sentido
Osman es muy inteligente, porque no resuelve todos los nudos a la vez, sino que
casi con cada uno que resuelve crea otro. No son enredos que lleven a perder el
hilo, sino que ayudan a avanzar en la novela, y que no se resuelven hasta la
última página. Insisto, no puedo esperar para ver qué me reserva la
continuación.
Comentarios
Publicar un comentario