Narración en primera persona de una mujer, Violeta, nacida en 1920, en plena pandemia de la gripe española. Escribe a Camilo, alguien a quien quiere mucho, para contarle su vida: su nacimiento en una familia pudiente de Chile, que lo pierde todo en el crack de la bolsa americana del año 29. La reinvención de su familia en el sur del país. Su noviazgo y boda con un veterinario, al que enseguida abandona por un aventurero piloto, que será el padre de sus hijos. Después, su éxito en los negocios, a la par que sus problemas como madre. Y por último sus trabajos durante los años de dictadura y en favor de la mujer del rural.
Autora: Isabel ALLENDE –
Editorial: PLAZA & JANÉS. Barcelona, 2022– Páginas: 394 – Género: Costumbrista
– Público: Adultos
Supongo que a estas alturas no
tiene mucho sentido presentar a Isabel Allende (Perú, 1942), quizá la voz
femenina más importante en castellano, en la actualidad. Cada vez que presenta
un libro nuevo de esta escritora, se produce una cierta revolución en el mundo
de las letras, para ver qué nos trae esta vez la autora de La casa de los
espíritus. Diré que no me ha defraudado en nada: tiene todo lo bueno y todo
lo malo que esperaba de ella.
El libro es una extensa carta que
escribe Violeta a Camilo, alguien a quien quiere mucho (hasta muy avanzada la
novela, no sabemos quién es), y al que está dispuesto a contar sus casi cien
años de vida. Nace en 1920, en plena epidemia de la gripe española (que llegó
más tarde a Chile). Muy pronto, su familia se verá en la ruina a causa del
crack bursátil del 29 en Nueva York, y tendrá que escapar de las deudas, hasta
llegar muy al sur del país, donde serán acogidos por una familia amiga mientras
intentan rehacerse. Son veinte años de infancia y cierta felicidad; después,
llegará un matrimonio fallido, un amante peligroso con el que tiene hijos;
negocios, intrigas, un país primero en manos de los socialistas y después
gobernado por una dictadura militar…
La novela nos hace pasar por un
siglo de historia de Chile, haciendo muy atractivo lo que cuenta, porque es
claro que la autora tiene oficio y cuenta las cosas muy bien. Es una novela
deliciosa que atrapa de principio a fin. Pero con trampa. Con mucha trampa.
Isabel Allende es una reconocida feminista a ultranza, y mujer de izquierdas
(es curioso, porque tiene la ciudadanía estadounidense y reside allí; muy
coherente todo). Y por otro lado tiene una auténtica animadversión hacia la
Iglesia Católica.
Por eso, su personaje, que es una
mujer fuerte, atractiva en muchos aspectos, la hace que sea hasta demasiado
adelantada a su tiempo; hace de ella una mujer económicamente rica, aunque con
ideas de izquierdas, que protesta contra los empresarios siendo una empresaria
ella misma. Su tía Pilar, mujer católica y piadosa a machamartillo, los últimos
meses de su vida se hace atea y muere sin sacramentos. Uno de sus más queridos
se hace sacerdote jesuita para dedicar su vida a Dios y a los pobres; ella le
hace ver que finalmente va a renunciar a su celibato, que le parece una
tontería, y además le recuerda una bronca que recibió de su obispo por haber
bendecido un matrimonio entre dos mujeres…
El libro es un conjunto de
mantras de la escritora, colocados en una historia que abarca el último siglo
de Chile, que Isabel Allende conoce bien. Sí, muy bien escritos, una literatura
de categoría, un envoltorio precioso que atrapa de principio a fin; pero es
importante saber quién es quién, para no dejarse influenciar por esa verdad que
defiende la autora, y que no consigue convertirse en verdad por más que se
repita.
Supongo que a estas alturas no
tiene mucho sentido presentar a Isabel Allende (Perú, 1942), quizá la voz
femenina más importante en castellano, en la actualidad. Cada vez que presenta
un libro nuevo de esta escritora, se produce una cierta revolución en el mundo
de las letras, para ver qué nos trae esta vez la autora de La casa de los
espíritus. Diré que no me ha defraudado en nada: tiene todo lo bueno y todo
lo malo que esperaba de ella.
El libro es una extensa carta que
escribe Violeta a Camilo, alguien a quien quiere mucho (hasta muy avanzada la
novela, no sabemos quién es), y al que está dispuesto a contar sus casi cien
años de vida. Nace en 1920, en plena epidemia de la gripe española (que llegó
más tarde a Chile). Muy pronto, su familia se verá en la ruina a causa del
crack bursátil del 29 en Nueva York, y tendrá que escapar de las deudas, hasta
llegar muy al sur del país, donde serán acogidos por una familia amiga mientras
intentan rehacerse. Son veinte años de infancia y cierta felicidad; después,
llegará un matrimonio fallido, un amante peligroso con el que tiene hijos;
negocios, intrigas, un país primero en manos de los socialistas y después
gobernado por una dictadura militar…
La novela nos hace pasar por un
siglo de historia de Chile, haciendo muy atractivo lo que cuenta, porque es
claro que la autora tiene oficio y cuenta las cosas muy bien. Es una novela
deliciosa que atrapa de principio a fin. Pero con trampa. Con mucha trampa.
Isabel Allende es una reconocida feminista a ultranza, y mujer de izquierdas
(es curioso, porque tiene la ciudadanía estadounidense y reside allí; muy
coherente todo). Y por otro lado tiene una auténtica animadversión hacia la
Iglesia Católica.
Por eso, su personaje, que es una
mujer fuerte, atractiva en muchos aspectos, la hace que sea hasta demasiado
adelantada a su tiempo; hace de ella una mujer económicamente rica, aunque con
ideas de izquierdas, que protesta contra los empresarios siendo una empresaria
ella misma. Su tía Pilar, mujer católica y piadosa a machamartillo, los últimos
meses de su vida se hace atea y muere sin sacramentos. Uno de sus más queridos
se hace sacerdote jesuita para dedicar su vida a Dios y a los pobres; ella le
hace ver que finalmente va a renunciar a su celibato, que le parece una
tontería, y además le recuerda una bronca que recibió de su obispo por haber
bendecido un matrimonio entre dos mujeres…
El libro es un conjunto de
mantras de la escritora, colocados en una historia que abarca el último siglo
de Chile, que Isabel Allende conoce bien. Sí, muy bien escritos, una literatura
de categoría, un envoltorio precioso que atrapa de principio a fin; pero es
importante saber quién es quién, para no dejarse influenciar por esa verdad que
defiende la autora, y que no consigue convertirse en verdad por más que se
repita.
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