Guillermina Índigo es la médium,
o espiritista, más prestigiosa de España, y posiblemente de toda Europa. En la
Barcelona de comienzos de 1888, que se prepara para ser la sede de la
Exposición Universal, es todo un personaje de la alta sociedad, a quien los
fantasmas revelan muchas cosas inauditas. Un día, una mujer muy humilde, que a
veces trabaja para ella como informante, le pide ayuda para encontrar a su
hija, desaparecida de casa desde hace días. En su investigación conocerá al doctor
Ellis, un británico que acaba de ser nombrado médico forense de la ciudad,
sustituyendo en el cargo a Martín, el marido de Mina, enfermo de encefalitis. Y
comprobará que ella no es la única que tiene cosas que ocultar.
Autora: Alaitz LECEAGA – Editorial: Planeta. Barcelona, 2023 – Páginas: 672 – Género: Thriller – Público: General
Aunque resulte poco correcto
decir esto, reconozco que no esperaba nada de esta novela. Y efectivamente, no
encontré nada, pero pude pasar un rato muy entretenido. Digo que no esperaba
nada, porque es la cuarta novela de una autora que ha llegado muy alto en la
lista de ventas, pero que comenzó como autora de relatos cortos de realismo
mágico en internet (género que, de tan de moda que se ha puesto, en mi opinión
se ha devaluado un poco), para pasar a publicar en Planeta varias novelas.
Llegó incluso a ganar el premio Fernando de Lara en 2021. Pero no siempre ser
el más vendido es sinónimo de calidad.
Se sitúa la historia en la
Barcelona de 1888, que se prepara para la inauguración de la Exposición
Universal, con afán de convertirse en una ciudad moderna y trabajadora. Allí
vive Guillermina Índigo, la más famosa médium de España, y posiblemente de
Europa. Muchas damas de la alta sociedad acuden a la Habitación de los
Fantasmas que tiene en su palacete, para contactar con los espíritus de sus difuntos. Un día, llega a casa de Mina una mujer llamada Abril, que trabaja
ocasionalmente limpiando negocios, y se ocupa para Mina como informante
sobre las costumbres y asuntos personales de sus clientas. Abril le dice que su
hija Camila, una chica buena y tranquila, lleva dos días sin aparecer por casa.
Pide a la médium que utilice sus contactos en la sociedad para encontrar a la
muchacha, bajo la amenaza de contar a todo el mundo los engaños de la falsa
espiritista.
Con esa sencilla premisa comienza
la novela, que va desvelando muy poco a poco las capas que, como una cebolla,
tienen los distintos personajes: la historia personal de Mina, que pronto se
revela como muy triste, ya que está al cuidado de su marido Martín, que ha
perdido la razón; o del doctor Ellis, un británico que acaba de asumir el
puesto de forense de la ciudad, cargo que previamente ostentaba el marido de la
médium; el inspector Ramiro Bocanegra; y las distintas familias de la ciudad,
que aparecen por el relato el tiempo necesario para que el lector no las olvide.
En eso la historia está bien narrada.
¿Por qué digo que la novela no me
aportó nada más que entretenimiento? Porque los personajes son muy planos, pese
a que tienen historias de largo recorrido. Ninguno me llamó la atención. Y ése
es un punto para mí principal, a la hora de calificar una novela. Sí, el
argumento policiaco es entretenido, la novela se deja leer, y está bien
resuelta, pese a algunos errores (en una ocasión la protagonista entra en un
sitio llevando una estola de armiño, y sale con una de zorro; lapsus de la
escritora). Me pareció una historia bien
resuelta. Eso sí, he de avisar que parte de la trama transcurre en un cabaré de la época, y se narran comportamientos desagradables de hombres y mujeres. No describe, pero puede molestar a algunas personas.
Las novelas de estos últimos años
casi siempre tienen un guiño a la modernidad, podríamos decir; aparecen
situaciones o personajes anacrónicos. En este caso, por ejemplo, la joven
Guillermina conduce uno de los primeros automóviles de gasolina que circularon
por España, un Panhard Levassor. ¿Una mujer conduciendo en el siglo XIX? Vamos,
mi querida Alaitz, eso es impensable. Por otro lado, uno de los personajes
secundarios que mejor caen, el mayordomo de Mina, es homosexual. Guiños a la
modernidad, que no por comunes me agradan.
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