Nueva novela de la saga Los
pilares de la tierra. En esta ocasión la novela empieza en 1792, cuando
Inglaterra comienza a transformar su industria para hacerla más competitiva,
dando paso a la que se conocerá como Revolución Industrial. Los empresarios del
textil cambiarán sus telares manuales por otros alimentados por máquinas de
vapor, más potentes y modernos, provocando que muchos trabajadores acaben sin
empleo, y aparezcan los primeros sindicatos. El autor relata la historia de la
época a través de la vida de distintos personajes de la ciudad de Kingsbridge:
una valiente tejedora, un pañero de buen corazón, la mujer de un obispo
anglicano, un clérigo metodista, un empresario poderoso y egoísta, y muchos
más.
Autor: Ken FOLLET – Editorial: PLAZA & JANÉS. Barcelona, 2023 – Páginas: 832 – Género: Novela Histórica – Público: Adultos
No se puede negar que, nos guste
o no, el británico Ken Follet (Cardiff, 1949) es, en la actualidad, el gran
maestro de la novela histórica. Sus novelas han vendido más cien millones de
ejemplares en todo el mundo, que se dice pronto. Y su saga de Los pilares de
la tierra es la gran referencia, que sus lectores nunca se pierden. Por
eso, en el escaso tiempo que lleva esta novela en las librerías, ha saltado al
primer lugar de la lista de ventas. A pesar de sus más de ochocientas páginas,
que se leen en un suspiro.
Pero también es cierto que, si
los estafadores no supieran vender bien su mercancía, no se la compraríamos.
¿Es Ken Follet un estafador? En mi opinión, en parte sí. Por eso con este autor
voy a contracorriente, y lo leo más por obligación que por devoción. Me voy a
intentar explicar.
La novela comienza en la
Inglaterra de 1792, con la muerte de un agricultor, mientras cumplía un encargo
absurdo de su patrón. Un patrón, como casi todos los de Ken Follet, abusador y
traicionero. Su viuda, Sal, con su hijo de seis años Kent, tienen que buscarse
trabajo en otro sitio. Asistimos entonces a la vida en la localidad un poco más
grande de Kingsbridge (una ciudad imaginada), donde se están instalando varias
empresas dedicadas al hilado, ocupación principal de Sal. A partir de estos
personajes y de otros adyacentes iremos conociendo la sociedad de esa época, y
cómo las fábricas de tejidos evolucionan con la llegada de los telares
accionados primero por agua y luego por vapor, dando origen a la revolución
industrial, con todos los problemas que conlleva la evolución en el modo de
hacer las cosas: en definitiva, son necesarias menos personas para hacer más
trabajo.
Al mismo tiempo, un general
francés está queriendo conquistar Europa. Ya ha acabado con los principios de
la Revolución en su país. Muy pronto conquista la península ibérica y pone a su
hermano José en el trono español. Un regimiento compuesto principalmente por
ciudadanos de Kingsbridge formará parte de las tropas aliadas, que liberarán España,
para finalmente vencer a los franceses en Waterloo.
Son veinte años de la historia
europea los que recorre la novela, con varias historias entrelazadas de
personajes en su mayoría ficticios, y es cierto que sus muchas páginas se leen
del tirón. Ken Follet es un maestro narrador, y da gusto leerlo.
Pero a mí me parece que me está
engañando. Reconozco que es muy difícil escribir sobre la Historia sin juzgarla
con criterios morales actuales, pero para mí se pasa. Puedo poner muchos
ejemplos, pero me basta con ver el lugar en que coloca a la mayor parte de los
patronos, déspotas y egoístas; hay uno que podría ser Ebenezer Scrooge
reencarnado, incluso bastante peor. Y los patronos más humanos, tienen ideas
demasiado modernas, que aún tardarían un siglo en aparecer por Europa de la
mano de Marx. Por otro lado, salpica el libro de escenas eróticas, algunas
verdaderamente groseras (por Dios, la mujer del obispo anglicano…). ¿Más? Dos
parejas homosexuales, perfectamente conocidas y legitimadas por todos, ¡a
primeros del siglo XIX! ¿Me quiere usted decir que eso, ya entonces, era habitual?
No, señor Follet, no me engañe. He aprendido con su libro, pero también le digo
que hay cosas por las que no paso.
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