Un periodista de mediana edad, que se ha especializado en obituarios, viaja en el AVE de Madrid a Málaga con la intención de entrevistar a una tonadillera ya anciana, para publicar la historia después de su muerte. En realidad, es una excusa para intentar ver a Valentina, la que fue su novia desde su adolescencia en Pontevedra y durante más de veinte años, convertida ahora en una famosa actriz, con la que rompió hace cinco años y con la que no ha vuelto a hablar, aunque hace un seguimiento continuo de sus actividades en las redes sociales. Durante ese viaje recuerda las distintas circunstancias de su noviazgo, y las dudas que le provocaba que la joven parecía ser capaz de hablar con los muertos, como su madre y su abuela.
Autor: Manuel JABOIS – Editorial: ALFAGUARA. Madrid, 2023 – Páginas: 203 – Género: Costumbrista – Público: Adultos
Sigo a Manuel Jabois (Sanxenxo,
1978) desde hace muchos años, ya cuando trabajaba para el Diario de
Pontevedra. También continué leyéndole, más esporádicamente, una vez
trasladado a Madrid para trabajar en El Mundo, primero, después en El
País; aunque ahora le sigo menos, porque es un diario que no me gusta.
Jabois ha cultivado un estilo diferente, aunque de moda en el columnismo
actual; un estilo que, como alguien ha escrito, vive entre la taberna y la
biblioteca; un estilo que mezcla el lenguaje zafio con los giros poéticos. Y
eso que no es un hombre ilustrado: comenzó varias carreras de letras, pero no
terminó ninguna, y aún así ha escrito varios libros y, como digo, ha llegado a
trabajar para renombrados medios nacionales.
Mirafiori es una historia
distinta, que a mí me atrajo desde el primer párrafo. Es curioso el título del
libro, pero es que fue el primer coche de la pareja protagonista. Escribe la
novela en primera persona un periodista de más de cuarenta años (¿trasunto del
protagonista?, él dice que no tanto, pero desde luego tal parece). Este hombre
ahora vive de trabajar como escritor de obituarios para un medio importante, lo
que se antoja una mala salida para alguien que estuvo, como se dice, en la
cresta de la ola. En efecto, desde su adolescencia en Pontevedra fue pareja de
Valentina Barreiro, una joven que se ha convertido en actriz de renombre; y él
ha sido su agente, su jefe de prensa, y su todo, hasta que hace cinco años,
después de veinte de relación, la pareja se rompe. Él entonces decide salir de
su mala vida (drogas y alcohol incluido), y ya limpio, aprovechando un viaje a
Málaga para entrevistar a una famosa tonadillera muy anciana, intentará retomar
el contacto con Valentina, que está en la ciudad andaluza rodando una película.
El libro es una especie de
retrospectiva de la relación entre ambos, realizada durante el viaje en el AVE.
El autor recuerda el comienzo de su noviazgo, las personas que han ido
conociendo, y también las circunstancias que fueron llevando a la ruptura. En
ese sentido, el protagonista lo tiene claro: la culpa fue de él. Pero la
historia es una radiografía de cómo una relación se deteriora si falta
compromiso por parte de los dos, si falta verdad, lo que les fue ocurriendo a
ellos hasta que no fueron capaces de darse cuenta de que su noviazgo entraba en
la agonía. En ese sentido me resulta muy especial que el protagonista hable de
que su novia era capaz de hablar con los muertos, que éstos se le aparecían,
como les había ocurrido a su madre y a su abuela. Esta leyenda, tan gallega, me
parece que el autor la utiliza como una metáfora de las cosas que se ocultan,
de las verdades que no salen a la luz, y que luego darán lugar a las crisis en
las relaciones. Aunque en la disección de este noviazgo también se indica que
no quisieron casarse nunca, que a veces llevaron otras personas a su cama, y
que su vida bohemia y su coqueteo – más que eso – con el alcohol y las drogas
tuvieron mucho que ver con su ruptura final.
¿Aconsejas el libro, entonces? A
ver. El libro no es fácil. El autor, como digo, utiliza a veces palabras y
tonos zafios, trazo grueso, para narrar algunos hechos. Y es duro leer hasta
qué punto el protagonista no le daba ninguna importancia a la fidelidad a la
pareja, y picoteaba aquí y allá, protestando de que ya casi no tenía sexo con
Valen, quizá llevados de la rutina. Eso puede ser molesto, incluso ofensivo,
para algunas personas. Y hay que mantener en el terreno de la leyenda (como
bien sabemos en Galicia) lo relacionado con las Ánimas. Por lo demás, yo he
disfrutado de su lectura.
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