El joven Richard acaba de trasladarse a la
pequeña localidad rural de Ballantyne, donde vive con sus tíos, después de que
sus padres hayan muerto en un incendio. Allí es el nuevo, y uno de los alumnos
raros del instituto local, y por ello tiene pocos amigos. Uno de ellos, Tom, ha
desaparecido después de estar con él una tarde. La policía le interroga, pero
no le cree, aunque él sabe lo que ha visto: Tom ha sido succionado de forma
sangrienta por el auricular del teléfono de una cabina pública. Sólo su amiga
Karen parece creerle.
Autor: Jo NESBO – Editorial: RESERVOIR BOOKS. BARCELONA, 2024 – Páginas: 304 – Género: Terror – Público: General
No es la primera vez que reseño
un libro de Jo Nesbo (Oslo, 1960), y he de reconocer que ante esta nueva
publicación buscaba un poco más de lo mismo, de lo que ya conocía: novela negra
oscurísima, llegada de esos lugares del Norte de Europa donde el sol apenas
sale, y con personajes rotos y violentos… Eclipse me gustó bastante, y supuse
que esta Casa de la Noche sería parecido. Pero no, nada más lejos de la
realidad. El autor ha cambiado de registro con este nuevo libro. Quizá porque
se ha venido a vivir a España (a Málaga, por más señas, a ver el sol y practicar
su deporte favorito, la escalada). Es broma, porque la novela no es negra, pero
es de terror.
Su protagonista es Richard, y su
realidad nos sorprende: un muchacho de quince años, que reside con sus tíos en
un pueblo después de que sus padres hayan muerto en un accidente. Él, que es más
bien urbanita, encuentra dificultades para adaptarse, y casi no tiene amigos.
Lo mismo le ocurre a Tom, otro inadaptado, que se une a Richard porque tampoco
tiene dónde ir. En un día cualquiera, se van al bosque, ven una cabina de
teléfonos en medio de ningún sitio, y Richard obliga a Tom a llamar a un número
cualquiera de la guía de teléfonos. Y Tom empieza a ser absorbido por el auricular,
para asombro y dolor de Richard, que intenta separarlo de la máquina mortal. Al
final sólo quedan restos de sangre. Richard huye y acude a la comisaría, donde,
como es lógico, no le creen. Tom ha desaparecido, y Richard queda como sospechoso
principal. Él insiste en su versión, pero todos le ven como un asesino, y le
preguntan continuamente qué ha hecho con Tom. El joven, finalmente, decide
tratar de buscar quién mató a su amigo; porque en el pueblo hay un mal, que él
desconoce. Con la ayuda de su amiga Karen y de otro muchacho, que sí creen en
su historia, comienzan una investigación que los lleva a una casa señorial a
las afueras del pueblo.
Esto es solamente el inicio de la
historia. A partir de ahí, la madeja se enreda, sin que el lector, si es lo bastante
avispado como confío sean mis lectores, se da cuenta que hay hilos que se
quedan sin responder. La novela mantiene… más tensión que miedo, aunque es
evidente desde el principio que el muchacho y los habitantes del pueblo se enfrentan
al Mal, con mayúsculas. Algo que no sabemos qué es, y por eso es tan difícil de
descifrar, y que tiene su base en la casa maldita.
Como digo, Jo Nesbo cambia de
registro y se inclina por una novela de terror, pero no es tan fácil abandonar
el estilo por uno completamente nuevo – eso solamente está en manos de algunos
genios, lo hizo Pérez Reverte con El problema final, pero esa
es otra cuestión –, por lo que la historia tiene ritmo de thriller, y la
investigación de los niños parece hecha por personas mayores. Al final del
libro descubriremos el por qué, con un desenlace un tanto agridulce para mi
gusto, pero muy bien traído y resuelto. Bien, Jo Nesbo, bien.
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