En octubre de 1980 se produjo un escape de gas en un colegio de la localidad de Ortuella, en Vizcaya, en el que fallecieron cincuenta de los alumnos. Uno de los niños fue el Nuco, el hijo de Mariaje y José Miguel, nieto de Nicasio. Su familia tratará de superar la pérdida, cada uno a su manera. Quien parece tener más dificultades es el abuelo, que parece no aceptar la muerte del Nuco, y no es difícil encontrarle por el pueblo simulando que habla con el niño. Sus padres intentan continuar con la vida como hasta ahora, pero a Mariaje le sobra el tiempo, y posiblemente acepte trabajar como socia de la peluquería de su amiga Garbiñe.
Autor: Fernando ARAMBURU – Editorial: TUSQUETS. Barcelona, 2024 – Páginas: 270 – Género: Costumbrista – Público: Adultos
El premiado escritor vasco
Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959), que saltó a la fama en 2016 con su
premiada novela Patria, vuelve a su País Vasco natal (él habitualmente
reside en Alemania) con su nueva novela, algo diferente de lo último publicado,
ya reseñado aquí, Hijos de
la fábula. Pero vuelve a tratar las consecuencias de una circunstancia
histórica, que es básicamente lo que hizo con sus novelas anteriores, usando
entonces la lacra del terrorismo en su tierra natal.
En esta ocasión, recupera otra
luctuosa circunstancia. El 23 de octubre de 1980, la localidad de Ortuella, en
Vizcaya, se ve golpeada por la tragedia: una explosión de gas propano en un
colegio, sucedida durante el horario de clases, acaba con la vida de cincuenta
niños y tres adultos de la localidad. Por entonces parecía que el País Vasco no
salía de una para entrar en otra, pues eran los años en que los atentados
terroristas golpeaban a la sociedad vasca día sí día también. De hecho, en un
principio se pensaba que esta explosión había sido un nuevo acto de terrorismo,
aunque enseguida se supo que no fue así, sino que se trataba casi seguro de un
error humano. Un lamentable y tremendo error humano.
La novela sigue la historia,
ficticia, de la familia de uno de los fallecidos. Nuco era el hijo único de un
matrimonio de la zona, formado por José Miguel y Mariaje. Un matrimonio más de
trabajadores, hijos de familias que emigraron al País Vasco en los años de la
industrialización. Tras el accidente toca al matrimonio remontar esa situación para
la que no tienen solución alguna, especialmente porque no tienen fe, o al menos
no la viven (ella recuerda la piedad sencilla de su madre, pero de poco le
sirve). Y más complicado les resulta al ver que Nicasio, el padre de ella,
viudo, parece que lleva la pérdida peor que ellos. En efecto, en el pueblo se
hacen lenguas de cómo el viejo va por la calle hablando solo, como si llevara
al niño de la mano, y ha instalado la habitación del niño en una estancia vacía
de su propio piso.
Es una historia tremenda, muy
triste. Hermosamente contada, es verdad. Narrada en primera persona por algunos
de los protagonistas, utiliza el escritor un recurso más que no había leído
nunca, y es hacer hablar al propio libro. No sé si es algo bueno o malo, pero
me ha parecido muy original y de todo punto nuevo, al menos para mí. En todo
caso, es otro de los recursos que Aramburu sabiamente utiliza para facilitarnos
la lectura de esta novela. Corta, pero densa.
Por último, quiero remachar un
punto final, importante para mí: la novela es, como tantas historias modernas,
muy desesperanzada. Los protagonistas no tienen recursos personales ni colectivos
para sobrellevar una situación tan complicada como la que aquí se trata. Así
que su vida, sus relaciones personales, sus trabajos y cualquier circunstancia
se vuelve oscura y tremendista. Que sé que no es fácil, claro; pero la novela
no nos ahorra ningún disgusto, ni nos muestra un camino hacia la esperanza.
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